Tuesday, September 27, 2005

Las Hojas son del viento

El hombre es un animal, o como dice Desmond Morris, “el mono desnudo”. En su calidad de animal, el hombre resulta instintivo, sociable y al mismo tiempo competitivo, hablando en un contexto racional, obviamente, aunque a veces hayan algunas excepciones.
Ahora bien, el socialismo resulta utópico en una sociedad “animal” al mando del “mono desnudo” pues por las características anteriormente mencionadas, el hombre sumido en su competitividad pasa por encima del otro siempre y cuando sus necesidades estén satisfechas. Es por esto que pensar en un socialismo sería soñar con un imposible.

La globalización, el nombre bonito que le ponen los países desarrollados a la destrucción e imposición cultural que generosamente nos están brindando. Lastimosamente la globalización no comienza (Colombia) tras la firma del tratado de libre comercio porque esta misma, es un proceso al que hace mucho se dió inicio. Seria grandioso que se pudiera frenar este proceso, pero lo peor de todo, es que somos nosotros mismos, los Colombianos quienes contribuimos a nuestro propio fin.
No se puede pretender hablar y participar en un proceso de globalización teniendo una identidad tan débil, y al hablar de identidad me refiero a aquellas cosas que en algún tiempo nos hicieron llamar Colombianos. Así mismo, no podemos hablar de globalización cuando aún tenemos problemas que solucionar aquí. Si ni siquiera podemos con nosotros mismos, como queremos lidiar también con otros países. Si hay gente que no tiene para comer, niños sin educación y vivienda y estamos pensando en un “libre comercio”.

El pueblo latinoamericano, al igual que los Colombianos, estan haciendo el papel de hoja que cae de un arbol dejándose llevar por el viento, sin preguntarse por que toman esta dirección, sólo ir a donde este soplando. El verdadero problema ha de surgir cuando nos demos cuenta del grave error que cometimos dejándonos caer del árbol y queramos regresar. Para ese entonces habremos viajado por tantos lugares que no recordaremos de donde vinimos, y será el mismo viento, el que nos llevo hata allí, quien nos deje botados. La gran pregunta será, ¿qué hacer? Resignarse al colapso, o intentar buscar el rastro perdido, lo que dejamos atrás, lo que olvidamos.

Colombia, un digno representante del habitat de un mono desnudo, donde la gente quiere llegar al poder mediante la violencia. Aquel que derrote, engañe, mate y se lleve consigo a mas monos será a quien respeten o teman mas, que al fin y al cabo viene siendo lo mismo.
Hablando en estos terminos, son los monos ambiciosos, esos que dicen llamarse “desarrollados”, quienes quieren reclutarnos en sus filas, quienes quieren arrancar la hoja del árbol y hacer que sople el viento, para lograr nuestra perdición. Completamente alienados nos resignaremos o muy seguramente estaremos satisfechos con lo que nos proponen y prometen ya que siempre hemos sido y seguiremos siendo unos mediocres.

Para concluir, y ya dejar de hablar de monos, considero que hagamos o no un tratado de libre comercio, ya el daño esta hecho, y lo único que podríamos hacer sería aplasar nuestra caída. Ahora siendo optimista puedo decir que sería grandioso comenzar por arreglar nuestros propios problemas, y luego si ponernos otro de tal magnitud (TLC). Otra opción o salida sería optar por el recuerdo, por la memoria, pues ésta es la que resiste al tiempo, de esta forma volveríamos al lugar de donde vinimos, recordaríamos quienes fuimos, y nos daríamos cuenta, en que nos convertimos.


PD: El escrito anterior fue un trabajo para el colegio, pese a esto, considero que vale la pena que esté en el blog.

Thursday, September 15, 2005

A la nocturna dama blanca

Ya hace algunos días que me ha estado haciendo guiños. Así, he olvidado los días en que al buscar su mirada, sólo me era devuelta soledad y desconsuleo. Aquello quedó atrás, y aunque sé que ese juego al que me tiene jugando sólo durará unos días, lo sigo jugando porque no me cansaré de ser su juguete.
Cada noche que pasa es mas condecendiente, se aclara su mirada, se revela, pero queriendo engañarme oculta un lado, un lado oscuro, misterioso. Como cegado por su belleza me niego a creer que del otro lado exista algo maligno, mas bien paso horas observándola y dejando que ella haga lo mismo conmigo.
Ciertamente no se si es a mi a quien mire, o si existan mas como yo que se dan cuenta de su presencia e igual la miren, lo cierto es que cuando cae el gran astro, esta ahí, y así no me salude, yo lo seguiré haciendo, y así no me hable, le seguiré hablando, y asi no se muestre ni se deje ver en ocasiones, su mirada nunca me será indiferente.