Un día como todos, igual de monótono y aburrido. O sería él mismo quien buscaba razones para amargarse, o será que son pocos quienes se dan cuenta de la porquería que vivimos.
Nunca se había enfrentado a algo así, o tal vez era alguien, no sabía, ignoraba por completo su futuro. Esa ignorancia le resultaba placentera, un fin, o un comienzo...
De entre las sombras salió, los nervios se apoderaron de el, ya no había marcha atrás, asi que lentamente lo dejó deslizar por su boca. Sintió como bajo por su garganta, como parte de el se quedó en su lengua, y como la otra siguió a quedarse en su estomago, o eso era lo que creía.
El fuego era su única compañía, estaba en frente suyo, no quería alejarse de el, pero derrepente una fuerza que venía desde adentro, desde su estomago, lo obligó a dejar a su compañero. Era descomunal, una energía extraña empezaba a surgir, algo que nunca antes había experimentado. Tal vez su cuerpo no lo pudo soportar, tal vez su cuerpo no era tan puro como para alojar dicha energía en su interior, asi que de una forma impotente, no vió ninguna otra salida que expulsarlo.
Un proceso de purificación se comenzó a desarrollar en su cuerpo, o esa era la explicación que le daba...infierno.
De nuevo llegó el fuego, incondiconal, sin referirse al infierno antes nombrado. El fuego era su acompañante, ya no era la llama común que todos vemos, era un ser de luz. Ahora eran dos.
Apareció el tiempo, y al igual que el fuego, no estaba en su forma comun, era mas lento. Fué como si todos los conceptos y parametros que consideramos normales, acudieran a una ceremonia en la que iban vestidos de forma especial.
No supo si fue que se fueron tiempo y fuego, o si algo hizo que los dejara de ver. Estaba desconectado, esa fuerza extraña lo transportó.
Luces...
Gotas...
Sonidos...
Sus ojos se cerraban y en segundos una gota caía, caía en un agua que parecía negra, pero destellaba colores del arcoiris.
Ahora era la musica quien se acercaba lentamente para estar a su lado, que gran compañía, pensó.
Sonidos...
Colores...
Formas...
Optó por cerrar los ojos y zambullirse en el agua negra que destellaba colores del arcoiris. La música seguía allí. Esta se vió acompañada de formas geometricas que pasaban muy cerca de él, recordaba los cuadros de Joan Miró, era muy similar, hasta que de entre las formas surgió un gato, un gato geométrico que se acercaba y levantaba su pata.
Un video que parecía no tener fin, pasaba por su cabeza. No podía pensar, le era imposible, ahora algo mas allá de lo comprendido, manejaba por completo su mente, podía ser él mismo quien lo hacía, no sabia, fué entonces cuando entre mente y cuerpo se abrió una grieta, cada vez mas grande, un abismo, mente a un lado, cuerpo al otro. Si bien antes no podía pensar, ahora no podía moverse, sobre nada tenia control, era un simple espectador. Esta sensación de estar ahi como un ente, sin poder hacer nada lo aterrorizó. Se había acostumbrado a tener control sobre todo, un poder especial, un ego siniestro del cual lo estaban forzando a librarse, al menos por un momento.
Luego fueron personas quienes estuvieron a su lado, espiritualmente; no los podía ver, pero si oía sus voces.
Finalmente, quizás por tanta energía incontenible e irresistible, su cuerpo cayó. Irónicamente, estando completamente dormido, sentía que depertaba, no sabe cuanto duró en ese estado, pues como dije antes, el tiempo no era el mismo, pudo haber sido mucho, o poco, no lo sabe. Abrió sus ojos, pero su despertar no estaba del todo completo, sentía como volvía a aterrizar, regresaba de algún lugar que lo hizo sentir, lo hizo ver, le mostró cosas que jamás hubiese imaginado.
Lentamente se sentió volver, hasta que estuvo totalmente despierto. Unos segundos antes se estaba despidiendo, ahora habia vuelto en sí.
Después de algunos días, ese ser no supo como mantener la energía que le había sido entregada. Ese mundo maravilloso ya no estaba, y hacia un contraste con el mundo en que vivimos, contraste que se le hacía insoportable. Fue asi como siguió viviendo sus días igual de monótonos y aburridos. Así, siguió atormentándose con sus pensamientos caóticos y pesimistas, quizás realistas.
Terminó de completar su tormento al darse cuenta que su otro yo, el que había vivido en aquel mundo de agua negra pero que destellaba colores del arcoiris, de música, de formas geométricas, de Miró, de un gato, había agonizado, había caído muerto. Alguien había sido su asesino...el mismo.
...una utopía , claro, pero sin utopías ningún joven puede vivir en una realidad horrible.
Ernesto Sabato.
